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Física, videojuegos y universos simulados: la mente brillante de Óscar Sander en Talent Land 2025

Durante una conversación con Oscar Sander Muñoz —creador de contenido y divulgador científico conocido como El Físico Gamer— quedó claro que la física no solo vive en los laboratorios o en las aulas, sino también en los entornos virtuales de los videojuegos. Según explica, los momentos más fascinantes donde un jugador puede experimentar física de forma auténtica son aquellos en los que el juego reacciona como uno espera que lo haga en la vida real. “Ahí es donde puedes rascar un poco y darte cuenta de que todo eso tiene que ver con tus experiencias cotidianas, con las leyes físicas que ya conoces, aunque no las hayas estudiado formalmente”, afirma.

Oscar resalta que algunos títulos, como Kerbal Space Program o Outer Wilds, son ejemplos destacados de cómo los videojuegos pueden presentar conceptos físicos complejos de manera lúdica y accesible. Mientras Kerbal se enfoca en simulaciones espaciales realistas que demandan comprensión de trayectorias, masa y gravedad, Outer Wilds introduce temas de física avanzada como la relatividad o la entropía, sin perder su carácter entretenido.
“Si te gusta la física, estos juegos son obligados”, dice con entusiasmo.

Sin embargo, también reconoce que no todos los videojuegos están diseñados para enseñar ciencia de manera intencional, y eso abre una discusión más amplia sobre el potencial educativo del medio. Para Oscar, los videojuegos podrían aprovecharse mucho más como herramientas de aprendizaje, no solo a través de la gamificación clásica, sino incorporando elementos científicos de forma natural en la jugabilidad. Menciona que muchos títulos enseñan historia o mitología de forma indirecta —como God of War—, pero que aún hay pocas opciones donde se transmitan conceptos de física o matemáticas sin que parezca una lección escolar.

Uno de los grandes obstáculos para acercar la ciencia a más personas, según él, son los mitos que la rodean. “Se sigue pensando que la ciencia es aburrida o que solo los genios pueden dedicarse a ella”, lamenta. Para romper ese estigma, enfatiza que basta con tener interés y pasión; las herramientas se pueden desarrollar desde distintos niveles, sin necesidad de dominar desde el inicio las matemáticas más complejas. “Lo importante es comenzar desde la curiosidad”, apunta.

“Lo importante es comenzar desde la curiosidad”

Oscar también permitió reflexionar desde una perspectiva más filosófica. Si estuviéramos viviendo en una simulación —como algunas teorías especulativas sugieren—, considera que los errores del sistema podrían encontrarse en los fenómenos menos comprendidos de la física, como el entrelazamiento cuántico. “Ese tipo de cosas que parecen no tener sentido o que no tienen explicación directa podrían ser pistas de una programación subyacente”, propone.

¿Y si este universo fuera realmente un videojuego? En ese caso, sugiere que nuestro objetivo como jugadores sería explorar, conocer nuestro entorno y prepararnos para futuros desafíos como especie. Al imaginar qué superpoder elegiría si pudiera, Oscar no pidió volar ni mover objetos con la mente: eligió tener una súper memoria. “Recordar todo lo que quieras sería una herramienta muy útil y no violaría ninguna ley física”, comenta.

“Recordar todo lo que quieras sería una herramienta muy útil y no violaría ninguna ley física”

Finalmente, su consejo para quienes buscan desarrollar su inteligencia y habilidades mentales es claro y directo: encontrar una pasión y trabajar en ella todos los días, sin dejarse frenar por críticas externas. “Seguir tus sueños sin importar lo que digan los demás es la clave para avanzar, en la ciencia o en cualquier otro camino”, concluye.

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