Nota escrita por Ingrid Rangel.
Durante su presentación en Cosmos, Brais Moure nos transportó veinte años en el futuro, a un mundo donde la inteligencia artificial ha eliminado la necesidad de programadores. Con este escenario en mente, nos guió en un fascinante recorrido por la historia de la tecnología, explorando la evolución de las computadoras y los lenguajes de programación para reflexionar sobre nuestro rol en este posible destino.
En su exposición, Brais destacó hitos clave en la historia de la programación y honró a figuras fundamentales como Alan Turing, padre de la informática moderna; Grace Hopper, pionera en el desarrollo de compiladores; y Margaret Hamilton, cuyo software fue crucial para las misiones Apolo. Estas mentes brillantes no solo impulsaron el avance tecnológico, sino que también demostraron que la creatividad humana es el motor del progreso.
Lo más cautivador de su charla fue la manera en que hizo que la historia cobrara vida, con un enfoque dinámico y accesible que mantuvo la atención de la audiencia. Su mensaje central fue claro: detrás de cada avance tecnológico hay una persona con una idea y la determinación de convertirla en realidad.
El evento Cosmos resultó ser una experiencia educativa e inspiradora, abordando desde ciencias exactas hasta reflexiones sobre el impacto de la tecnología en nuestra vida cotidiana. La pasión de los ponentes creó un ambiente de aprendizaje y pensamiento crítico que invitó a la reflexión.
Si bien el panorama futuro parece incierto debido al avance de la inteligencia artificial, la historia de la programación nos da razones para la esperanza. Desde los primeros lenguajes hasta las innovaciones más recientes, hemos visto cómo el ingenio humano ha sido el catalizador del progreso. Un dato curioso es que muchos lenguajes que hoy en día son fundamentales comenzaron como proyectos personales antes de popularizarse por su utilidad.
Cerramos con una mirada crítica al presente: vivimos en una era de procesamiento de datos sin precedentes, donde la avaricia de algunas empresas pone en riesgo la estabilidad laboral de miles de programadores. Sin embargo, la creatividad y el conocimiento seguirán siendo la clave para moldear un futuro en el que la tecnología complemente, en lugar de sustituir, el talento humano.
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